Gilberto López y Rivas
En tiempos de filtración de documentos de los ámbitos del poder, recientemente llegó a mis manos un texto importante para entender la perspectiva estratégica y las acciones tácticas de los militares mexicanos frente al histórico levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional iniciado el primero de enero de 1994. Se trata del plan de campaña de la comandancia general de la VII Región Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) establecida en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, fechado en octubre de ese año.
Redactado por quien ostentaba el nombre clave de S-3 y con el visto bueno del comandante de la VII Región Militar y del general secretario de la Defensa Nacional, el plan establece que el objetivo estratégico-operacional es destruir la voluntad de combatir del EZLN, aislarlo de la población civil, logrando el apoyo de ésta en beneficio de las operaciones, en tanto que el objetivo táctico es destruir y/o desorganizar la estructura política militar de esa organización. En todo el documento se utilizan los términos de
subversivos,
trasgresores de la leyy
alteradores del ordenpara referirse a los zapatistas, o las iniciales E.Z.L.N. Al respecto, recuerdo en esos años, y en mi calidad de miembro de la Comisión de Concordia y Pacificación, las afirmaciones reiteradas de los militares de rangos superiores:
¡en México sólo hay un ejército, el mexicano!
Después de exponer los propósitos centrales del plan, las orientaciones del alto mando establecían lo siguiente: evitar un conflicto internacional con Guatemala, manejar el contacto de los medios de comunicación en beneficio de las fuerzas armadas y limitar los efectos negativos que estuvieran en capacidad de desarrollar las organizaciones de derechos humanos y los organismos no gubernamentales, nacionales e internacionales. Para ello, se deberían ejecutar en forma coordinada acciones tácticas, de inteligencia, sicológicas, de asuntos civiles, entre otras, y una que llama poderosamente la atención de quienes denunciamos en esas fechas el apoyo de Sedena a grupos paramilitares: el asesoramiento y organización de las fuerzas de autodefensa. En este tema, se explicita lo siguiente:
Organizar secretamente a ciertos sectores de la población civil, entre otros, a ganaderos, pequeños propietarios e individuos caracterizados con un alto sentido patriótico (sic), quienes serán empleados a órdenes en apoyo de nuestras operaciones. Más adelante se mencionan anexos referidos pero no incorporados en el documento; el contenido de uno de ellos era el siguiente:
Describe actividades del Ejército en el adiestramiento y apoyo de las fuerzas de autodefensa u otras organizaciones paramilitares, lo cual puede ser el principio fundamental de la movilización para las operaciones militares y de desarrollo. Incluye además el asesoramiento y ayuda que se presta a otras dependencias del gobierno y a funcionarios gubernamentales locales, municipales, estatales y federales. En el caso de no existir fuerzas de autodefensa es necesario crearlas. Finalmente, para quienes se han afanado en negar la validez de nuestra denuncia ante la PGR en torno a la existencia de grupos paramilitares entrenados y apoyados por el Ejército, el plan sostiene:
Las operaciones militares incluyen el adiestramiento de fuerzas locales de autodefensa, para que participen en los programas de seguridad y desarrollo.
La visión castrense del EZLN como organización, en lo político y militar, también llama la atención:
El autodenominado E.Z.L.N., como toda organización maoísta (sic), está constituida por una dirección política, las fuerzas armadas y las organizaciones de masas, las cuales son:
la parte fundamental y (el) más importante elemento de la estrategia maoísta, (y) se estructura con organizaciones reales o de fachada, en los sectores: magisterial, estudiantil, popular, laboral, étnicas, religiosas, campesinas y otras. En estas organizaciones se desempeñan los comandos, las fuerzas milicianas mexicanas y las guerrillas locales. En lo militar se menciona que el EZLN está organizado con una comandancia general, con su estado mayor, operando en tres frentes: norte, central y sur, cada uno con un regimiento y sus respectivos batallones, además de los comandos urbanos y rurales (fuerzas especiales selectas), guerrillas locales y fuerzas milicianas mexicanas, dando números precisos de los integrantes de cada uno de ellos.
El plan de campaña prueba que mientras el gobierno mexicano simulaba entrar en un diálogo con los mayas zapatistas, los militares desplegaban la fracasada estrategia de aniquilamiento que Zedillo ordenó el 9 de febrero de 1995.
Al compañero Samuel Ruiz
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