Alejandro Reyes
En la ciudad de Santa Rosa, en el norte de California, se realizó ayer el Primer Foro Informativo de Análisis Sobre la Situación de Conflicto en Oaxaca. Más de cien personas, la gran mayoría de origen oaxaqueño, se reunieron para discutir la situación en Oaxaca y promover acciones en solidaridad con el movimiento popular en ese estado.
El foro fue organizado por el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB), Comité en Apoyo al Movimiento Popular de los Pueblos de Oaxaca (CAMPPO), Congreso Indígena Popular de Oaxaca “Ricardo Flores Magón” (CIPO-RFM), Movimiento Estudiantil Chicano de Aztlán (MEChA), CHALE y Free Mind Media. También presentes estuvieron organizaciones y medios alternativos como Peace and Justice Center, Colectiva Zapatista Ramona, Comité de Apoyo a Chiapas, Voces Cruzando Fronteras y Pacifica Radio (KPFA).
El foro resultó en un comunicado conjunto que será enviado a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) con varias resoluciones: la decisión colectiva de presionar desde los Estados Unidos a los consulados mexicanos para que se retire la Policía Federal Preventiva del estado y por la destitución del gobernador Ulises Ruiz; la decisión de participar en las movilizaciones planeadas para el 20 de noviembre; manifestarse contra la privatización de la educación; exigir el enjuiciamiento del gobierno de Oaxaca por los crímenes cometidos contra el pueblo oaxaqueño.
Rufino Domínguez, de la FIOB, explicó que el propósito de este movimiento va más allá de la solidaridad con Oaxaca. Lo que se pretende es una comunicación y una participación activas, reconociendo los vínculos estrechos que unen a la población oaxaqueña en Estados Unidos con su estado de origen. La FIOB, aunque está compuesta mayoritariamente de indígenas oaxaqueños, cuenta con miembros de muchos otros pueblos. Así, la organización sirve como mecanismo para la construcción de una “otra geografía” que desconoce las fronteras artificiales del poder y responde a una realidad mucho más compleja. De hecho, fue a partir de un encuentro similar al ocurrido en Santa Rosa que, el 8 de octubre de este año, surgió en Los Angeles la APPO-LA, sección californiana de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca.
La diáspora oaxaqueña, resultado de las condiciones de pobreza y marginación en ese estado, ha resultado en iniciativas organizativas importantes tanto en México como en Estados Unidos. Tal es el caso con los pueblos triquis en Baja California, visitados por el Subcomandante Marcos y la Otra Campaña hace un mes. A pesar de las condiciones de pobreza, marginación y discriminación en las que viven, haciendo funcionar la agroindustria del jitomate en esa región, esos pueblos muestran una ejemplar capacidad de resistencia y organización.
El pueblo oaxaqueño continúa luchando contra la arbitrariedad y la violencia de los gobiernos y del capital, contribuyendo para construir un México y un mundo más inclusivo y más justo.
Sunday, November 12, 2006
Saturday, November 11, 2006
Letter to the New York Times (unpublished)
To the Editor:
Re "Mexican Forces Move to Retake Oaxaca" (October 29): This article rightly points to Ulises Ruiz's responsibility in causing the confrontation to "spiral out of control." But it leaves out important context. The "unrest" did not begin "as a teachers' strike." In fact, the teachers' union convenes annual strikes, which in the past have regularly led to negotiation and compromise with the government. This time, however, Mr. Ruiz forwent negotiation and unilaterally sent the police to repress—with violent tactics, including helicopters and tear gas. Sunday's violent occupation of the central plaza by federal police must be understood within this trajectory of continuing state repression—characterized by three protester deaths that went unreported in this paper, but appear in the well-regarded Mexican daily La Jornada.
Sincerely,
Daniel Nemser
The writer reports for KPFA-Pacifica Radio on Mexican politics and is a graduate student at the University of California, Berkeley.
Re "Mexican Forces Move to Retake Oaxaca" (October 29): This article rightly points to Ulises Ruiz's responsibility in causing the confrontation to "spiral out of control." But it leaves out important context. The "unrest" did not begin "as a teachers' strike." In fact, the teachers' union convenes annual strikes, which in the past have regularly led to negotiation and compromise with the government. This time, however, Mr. Ruiz forwent negotiation and unilaterally sent the police to repress—with violent tactics, including helicopters and tear gas. Sunday's violent occupation of the central plaza by federal police must be understood within this trajectory of continuing state repression—characterized by three protester deaths that went unreported in this paper, but appear in the well-regarded Mexican daily La Jornada.
Sincerely,
Daniel Nemser
The writer reports for KPFA-Pacifica Radio on Mexican politics and is a graduate student at the University of California, Berkeley.
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